- a -
Atrincherado contra mí mismo, el aliento que siento no es sino mío y de nadie más. Carente, en estado básico, lamiendo lento el cardo que me salva mínimamente del horror vacui...
Y vamos...
Puedo equivocarme mil y una veces y quedarme solo con una sola vela encendida contra viento y mar, contra esa montaña de huesos, tejido, sangre, que de alguna manera debo de ser yo, tan extraño a mí mismo como mi primera foto o algún viejo vídeo familiar.
Puedo equivocarme pero a quien veo a veces en el espejo es a Pirro y él sabe y yo sé (pero por sobre todo él sabe) que desde el comienzo la suerte ya estaba echada.
Y vamos...
Puedo equivocarme mil y una veces y quedarme solo con una sola vela encendida contra viento y mar, contra esa montaña de huesos, tejido, sangre, que de alguna manera debo de ser yo, tan extraño a mí mismo como mi primera foto o algún viejo vídeo familiar.
Puedo equivocarme pero a quien veo a veces en el espejo es a Pirro y él sabe y yo sé (pero por sobre todo él sabe) que desde el comienzo la suerte ya estaba echada.
- b -
...multitud de brazos, esfuerzo o muralla o potencial mensaje, acumulación de gestos como ceniza lenta, la larvaria idea de que la acumulación paulatina de basura puede ser también una inversión, una apuesta, una forma de ingresar a un territorio en el que la ley es otra y las recompensas se resuelven con una pila usada o aquella bolsa de leche vacía o los restos de cáscaras de pelones, manzanas y peras, menos que cualquier cacharpa pero igualmente sólidos y efímeros, el olvido se da pero también se construye, distancia tras distancia como elefantes en manada, miradas que se empequeñecen y se nublan y dejan de ser poco a poco aquellas que alguna vez nos hicieron estremecer...
- c -
No me capturará ni una tumba ni una cruz. No me retendrá la mano amiga ni la mejor sonrisa. No dejaré descendencia. Tampoco fotos enmarcadas o lágrimas en un cajón. Estoy, paso, pasaré, no estaré más.
Puede ser París, Nueva Caledonia o una cuneta gobernada por grillos y ranas. Me da absolutamente igual. Días de calma chicha. Disonancia y flores muertas riegan el camino. No ha habido un solo día en el que el fantasma no haya dicho presente. ¿Por qué justo vos?
El desenlace parece cantado, una hiena inmunda olfateándonos los pies. Y será cuestión de tiempo para que yo pase a ser una sombra un recuerdo un ojalá.
Puede ser París, Nueva Caledonia o una cuneta gobernada por grillos y ranas. Me da absolutamente igual. Días de calma chicha. Disonancia y flores muertas riegan el camino. No ha habido un solo día en el que el fantasma no haya dicho presente. ¿Por qué justo vos?
El desenlace parece cantado, una hiena inmunda olfateándonos los pies. Y será cuestión de tiempo para que yo pase a ser una sombra un recuerdo un ojalá.
- d -
Asumamos que se puede imitar la tecnología pero no el conocimiento. Asumamos que aquello de si diez años después te vuelvo a encontrar en algún lugar ya está más que démodé y muerto y enterrado. Asumamos que no hay lágrimas que valgan para volver a meterse en el coche donde aquella noche en pleno carnaval la empecé a desnudar. Asumamos que es imposible deshacer en un eje que está por demás deshecho y que refleja cobardía culpar al Porto Cruz. Asumamos los calcos de errores, los calcos de juicios y travesías del desierto y tanteos al azar. Asumamos que haber descubierto a Raymond Devos me hizo pensar en cuánto podríamos habernos reído juntos. Asumamos que no se trata de eso, que aunque me haya dejado nuestros abriles olvidados en el fondo del placard, su recuerdo deja mayormente un mal gusto, que aunque en cierta forma viva, no deja de ser un acto reflejo de la misma canción. Asumamos que no se puede, aunque se intente de esta manera, llenar todos esos huecos con estopa. Asumamos que ostinato rigore es una de las mejores cosas que le sucedió a la humanidad, a la ciencia y al Renacimiento, en ese orden. Asumamos, gente, asumamos.
- e -
Abrió por tercera vez el ventanal y se quedó mirando el edificio de todas las noches, combinación de ventanas como fichas encendidas o apagadas en un gran panel, la misma televisión que aturdía seguramente a una pareja de ancianos, el cuerpo de la mujer que como en un ritual se duchaba todas las noches a la una de la mañana.
-Qué culo formidable -murmuró poco convencido porque sabía de sobra que a esa distancia cualquier cosa podía ser tanto formidable como prescindible.
Como siempre: la perspectiva, un culo del cual a esa distancia se podía estimar a voluntad si valía oro o barro.
-Juicios a distancia -dijo sirviéndose otro vaso de vino-. Dios nos libre y guarde.
-Qué culo formidable -murmuró poco convencido porque sabía de sobra que a esa distancia cualquier cosa podía ser tanto formidable como prescindible.
Como siempre: la perspectiva, un culo del cual a esa distancia se podía estimar a voluntad si valía oro o barro.
-Juicios a distancia -dijo sirviéndose otro vaso de vino-. Dios nos libre y guarde.
2 comentarios:
a esa distancia y a cualquier distancia todo puede ser formidable o prescindible
SUPERB!!!!
vuelvo a leer
me gustó demasiado, texto tal vez en el lugar preciso, en el momento indicado.
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