Puntos de vista

He presenciado muchísimas discusiones entre lingüistas, pero la de hoy tuvo berretines de épica. Porque cuando lo que se discute es la terminología, entre lingüistas corre sangre. Ejemplifico caricaturizando. Coloque una manzana sobre una mesa. La manzana es verde y la mesa, de roble. Es todo lo que hay en una sala que no existe porque el resto es la nada o el todo, discusión que no abordaremos aquí porque estamos en el sector lingüística y no filosofía.

Intuimos que es con perfidia que Juan comienza diciendo que la manzana es una fruta. Pedro, de inmediato, hace saber a los contertulios que, Magritte mediante, ese objeto es una instancia concreta de una clase del mundo que, casualmente, se denomina, en español moderno (pausa enfática antes de decir moderno), manzana. En respuesta, Juan de seguro cita a algún griego -puede ser Zenón, por ejemplo, o Aristóteles, que es un favorito en el área- y procede a opinar que el procedimiento que lo lleva, a él, a aceptar la manzana en tanto manzana consiste en la aceptación de la lengua como reflejo de una realidad en la que significado y significante son, en su modesta opinión (pronuncia modesta con engolamiento), independientes de toda instancia enunciativa. Pedro, que no prestó atención porque está pensando en cómo darle profundidad a su proselitismo sin que parezca tal, sale al cruce hablando de un fenómeno paradigmático mediante el cual una manzana y una pera no son lo mismo pero andan ahí. Ahí en tanto clases pero no instancias, ojo al gol (cejas en alto, lento rotar de cabeza para cubrir la sala con la mirada).

En general estas discusiones llenan el espacio y el tiempo como la masa el molde. Se pasa inevitablemente por una fase de echarse la culpa, de acusarse entre todos de embarrar la cancha con definiciones inútiles, con referencias descontextualizadas. Unos quince minutos más tarde, cuando la sangre ya ha corrido lo suficiente y ambos siguen hablando de lo mismo pero, bajo ningún concepto, de lo mismo, Juan, con presumible alevosía, menciona al pasar que la equivalencia pera-manzana no se corresponde en términos estructurales puesto que, sabido es, una es una esferoide y la otra una simple pera. Pedro, casi poseso, previene que según Corquivart, 1960, tratado general de lingüística y afines, ediciones Manolito, página 78, tercer parágrafo; según Corquivart la palabra peroide podría existir como resultado del mismo mecanismo que vuelve caducas las de por sí no muy sostenibles pretensiones de Juan. Este último, un poco hastiado ya, comenta que el estructuralismo frutal jamás dio resultados y que sus alegres voceros no hicieron sino tomar unos pocos ejemplos harto convenientes.

No dejan de sorprender los buenos modales. Porque esta gente te cava una fosa y te entierra de pie, sí, pero para agarrar la pala se ponen guantes blancos.

Si todo sigue su curso natural, vendrá un compacto de diez minutos en los que se intentará, infructuosamente, discernir si, en realidad, la manzana está sobre la mesa o la mesa debajo de la manzana. La cuestión no es menor porque sirve para distinguir roles y funciones, que, bajo ningún concepto, son la misma cosa, atento Casco. Alguien desde la tribuna acotará que todo eso (probablemente índice en alto), todo eso sin haber atacado el problema del color de la manzana, que es verde pero no uniformemente, por lo tanto no es verde, cuestión que le arruina la ataraxia a cualquiera.

Curioso que el desenlace sea más o menos siempre el mismo. Los bandos formados, la charla va derivando según caprichos, autores y vientos verbales, hasta que en algún momento llega Eva y se come la manzana, punto inicial de una historia que, si no me equivoco de auditorio, más o menos todos conocemos.
Javier CoutoJavier Couto (Montevideo, 1974) es narrador. En 2010 obtuvo una mención de honor por Voces (cuentos) en el XVII Premio Nacional de Narrativa “Narradores de la Banda Oriental”. Su novela Thot fue finalista del Premio Minotauro 2013 (Editorial Planeta). En 2014 obtuvo una mención de honor con su libro de cuentos Del otro lado, en el Concurso Literario Juan Carlos Onetti 2014 y la primera mención en el Concurso Internacional de cuentos Julio Cortázar.

24 comentarios:

Rodia dijo...

Si hay Un Misterio del Tutetrompes, ese es: no entiendo cómo podés soportarlo.

Javier Couto dijo...

Siempre lo viví como ir al circo o hacer zapping y caer en una sesión del senado japonés, sin traducción; pero cada vez lo tolero menos. Es por eso que estoy revaluando seriamente cómo continuar en esta aventura. Todos los signos me sugieren escapar, escapar mientras sea posible.

Circe dijo...

la Zorra llega 2 mintuos después y ve a Eva con la manzana:

- también estaba verde.

Zeta dijo...

No hay caso, los lingüistas si no son Umberto Eco, son una tautología de la creación.

Javier Couto dijo...

curioso, no es la primera vez que veo que se trata de lingüista a Eco..

dicho sea de paso: maestro, Eco maestro, grande mismo

krahd dijo...

no nos echa el amor, sino el espanto.

Zeta dijo...

Nadie lo echa; no se engañe.

Anónimo dijo...

Y qué pasa si entrara un ignorante caído del catre, como yo por ejemplo, en medio de la discusión y se comiera la manzana en tres bocados, como haciéndose el boludo?
Se liquida la discusión, ésta adquiere nuevas y terroríficas dimensiones, o linchan al impertinente?

Rodia dijo...

en medio de gestos de asco, pero sin decir palabra, se retiran todos a tomar café. Luego vuelven. En el medio, nadie ha comentado el episodio para no contaminarse.

Anónimo dijo...

Qué especie fascinante!

Javier Couto dijo...

El impertinente no será linchado. Al menos no de manera literal pero tal vez sí literaria. La violencia física es un recurso aplicado en rarísimas ocasiones en estos ambientes, en los que la escena que pinta Rodia cuadra bastante como caso muy probable. Liquidar la discusión es lo último que sucedería. Un detalle tan ínfimo como ser no tener objeto de discusión no puede jamás, bajo ningún concepto en estos círculos, liquidar la discusión. Gente así juega al fútbol sin pelota porque lo importante es jugar y no andar reparando en si el preciado elemento existe o no; particularmente porque si se trata de discurrir en torno a aquello de lo tangible y lo insustancial, la sacan de taquito.

Yo creo que si alguien se come la manzana como Ud. dice (porque Eva es Eva y si bien de ninguna manera se le perdona lo que hizo, cualquier cristiano sabe que más o menos se le perdona), es bastante probable que la discusión cambie de rubro. Ud., lo sepa o no, acaba de realizar un acto con esa manzana, y ese acto comunica algo; por lo tanto asistirán en manada, descolgándose incluso de las gradas del breve recinto, semiólogos y la gran banda vinculada a la comunicación. Los restos de la manzana serán analizados in extenso como traza de uso. En su acción se verá un discurso oculto, que ni Ud. se imaginaba, y que se expondrá profusamente. Las citas obligadas referirán a Foucault y a Barthes. No faltará quien saque de la manga a Eco o a Deleuze. En definitiva, luego de que también corra bastante sangre, Ud. se conocerá mucho mejor y se habrán cocinado varios futuros artículos científicos.

Anónimo dijo...

Estupenda explicación. Muy agradecido por desasnarme, al menos parcialmente.
Es decir, que si Dios hubiera sido lingüista, semiólogo o de haber pertenecido mínimamente a la banda vinculada a la comunicación, probablemente no habría hecho tanto escándalo por una manzana y otra sería la historia expuesta en la Biblia.

Javier Couto dijo...

¿Quién le dijo que Dios no detenta ninguno de esos tres grupos de pertenencia?

Anónimo dijo...

Puras especulaciones.
El Don a veces es bastante bestia y pro-violencia... o al menos bastante inclinado hacia la respuesta desproporcionada.
A la vista está que no tomó la situación de marras como una oportunidad para estudiar la manzana, ni los restos de la misma, ni las motivaciones de Eva al comerla, y me atrevo a creer que tampoco buscó un discurso oculto, sino que fue la excusa perfecta para sacarlos del forro del Paraíso... o algo por el estilo.

Zeta dijo...

Ningún tema puede tocarse que no tenga en mí su fuente más profunda; nadie puede alterar la música a mi pesar. Eso dice Ilúvatar, al menos.

Anónimo dijo...

Muy cierto, pero Eru no se chivó por una manzana...

Zeta dijo...

En qué momento se transforma en manzana el fruto del ciencia, del bien y del mal? (es ex-ce-len-te esta tripleta!!!)

Circe dijo...

bien dicho, zeta, la Biblia no dice qué fruto era. Y parece que la naturaleza de la manzana es sembrar discordia.

(je, por un momento me imaginé a Eco, Foucault, Barthesn y a Deleuze preguntando a ver cuál es más lindo.)

Y como dicen los armenios: todo lo redondo no es manzana.

Zeta dijo...

Vio circe cómo a la larga uno va aprendiendo.


(¿dicen eso los armenios?)
(bueno, es cierto; puedo dar ejemplos)

Zeta dijo...

Bueeeeeeeeeno...

Zeta dijo...

Interesantísimo. Sí sí.
Igual podemos pasar al siguiente tema.

Circe dijo...

en realidad, podemos ir haciendo una compota, porque esas manzanas se van a poner feas.

Zeta dijo...

Je, y yo que pensé que mis escones se estaban poniendo un poco duros...

Javier Couto dijo...

Muy rica la comida armenia, debo decir.