Demonios hay muchos y el primero que conocí fue el de Laplace. Entidad imposible pero imaginable, la hipótesis determinista y su omnisciencia le permitían predecir todo, incluso el comportamiento humano. En la línea del tiempo, vaya imagen, la predicción tanto adelantaba como retrocedía. Fascinado por la idea, comencé a aplicarla a mí mismo y a mis allegados, con resultados más bien heterogéneos. Dieciséis años después sigo pensando que, determinismo y hechos pasados conocidos mediante, los demonios son un buen método para reconstruir a alguien.
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"Un discípulo que por naturaleza era inclinado a la tristeza trataba de sobreponerse a su temperamento imitando a los más alegres compañeros. Pero el Maestro le dijo: 'No trates de imponerte la naturaleza frívola de los demás. Concéntrate en Dios y busca sus sonrisas dentro de ti mismo; entonces verás sus sonrisas en todas partes.'"
(Paramhansa Yogananda / El Maestro dijo)
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