Enfermo

No es que nosotros estemos muy sanos, pero ese hombre está demasiado enfermo. Lo hemos visto recostarse a cualquier hora, perderse en el vuelo de un insecto, tararear distraídamente un menuetto o un tango, esa colombina puso en sus ojeras humo de la hoguera de tu corazón… Asistimos silenciosos al día en que tapió definitivamente todas las ventanas de su casa. Sabemos que nunca cierra la puerta con llave, que el dolor de pecho le suele denegar el sueño, que en los momentos más impensados saca una brújula rota y la acaricia, que no es ni el desamor ni la desesperanza sino el desencanto y que por más que lo intente sigue sin mañana, café y pájaros. Odia las fotos, los espejos, los padres desatentos, la mediocridad hecha bandera. Intuimos que guarda una valija pronta bajo la cama y un arma cargada en algún rincón de la casa. Lo vimos recurrir demasiadas veces a la Biblia, a libros de teosofía, al alcohol, a las iglesias, a los cementerios, al teléfono y a los aviones. No ha encontrado sino treguas temporales. Nos consta, porque nos lo ha dicho, que partirá solo y que solo estará, que extrañará el mar, el aire salado, que abandonará lengua materna y primer útero, que mirará a la distancia los sueños rotos, las apuestas perdidas, todos los frutos de su cobardía. Quizá por eso repite de vez en cuando que cada uno entierra a los suyos. Quizá por eso sigue creyendo en juramentos. Quizá por eso vuelve a recostarse, a perderse en el vuelo de un insecto y a tararear un tango, decime quién sos vos, decime dónde estás… No es que nosotros estemos muy sanos, pero ese hombre está demasiado enfermo.
Javier CoutoJavier Couto (Montevideo, 1974) es narrador. En 2010 obtuvo una mención de honor por Voces (cuentos) en el XVII Premio Nacional de Narrativa “Narradores de la Banda Oriental”. Su novela Thot fue finalista del Premio Minotauro 2013 (Editorial Planeta). En 2014 obtuvo una mención de honor con su libro de cuentos Del otro lado, en el Concurso Literario Juan Carlos Onetti 2014 y la primera mención en el Concurso Internacional de cuentos Julio Cortázar.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Alegre mascarita que me gritas al pasar…"¿Qué hacés?¿Me conocés?"...

Javier Couto dijo...

y he sabido que el guerrero que murió lleno de honor...

qué épocas, Pereira, eh?

Anónimo dijo...

"ni murió ni fué guerrero como me engrupisteS vos..."

que jugador el Mago!

y se acuerda de "porque a los giles mareas EN grupo"....

que jugadora la Naine!

Anónimo dijo...

Con respecto a la "enfermedad" de este señor...me pregunto si no será más una forma-de-ser-en-el-mundo que una enfermedad.
Podríamos caer en un reduccionismo y hablar de depresión y darle a la sertralina, pero no será algo más "profundo" dirán algunos, un desencanto generalizado que le cala los huesos?

Javier Couto dijo...

mareás en grupo, claro.. cómo no recordarlo.. años de aclaraciones al santo gas..

asumiendo que sea una forma de ser, por lo que hemos visto, le resulta más bien involuntaria, algo como un herpes, un juanete (je) o un tío con plata..

jugándole un par de boletos a la ciclotimia, el problema con la setralina o similares es que son un gran manto químico: tapan todo perfectamente, pero sigue ahí, como en el tango: la muerte agazapada marcaba su compás..

lo hemos visto dar vueltas en la pieza y su razonamiento es más o menos así: el desencanto nace de una esperanza; espero, no llega, luego me frustro; la solución es no esperar; pero si no espero nada, para qué seguir viviendo? el ergo siguiente es la autoeliminación, que queda descartada por motivos religiosos... pero el tipo sigue, se dice que su problema es en realidad psicológico antes que ontológico, por lo que la solución es no pensar.. el ergo siguiente es la lobotomía.. pero le gusta mucho pensar.. al menos piensa que le gusta mucho pensar, lo cual tiene todo el sentido del mundo.. y así va su vida, subido a un tren del cual se hubiera bajado con tooooooodo gusto hace demasiados años ya

por lo demás, la solución a los nudos gordianos bien la conocía alejandro magno, que era un capo

Anónimo dijo...

La frase "y un arma cargada en algún rincón de la casa" quedó extrañamente en el centro. 138 palabras antes y 137 palabras después.
(Digo "extrañamente" porque tratándose de números es temerario decirle a ud. "casualidad")

Hoy escuchaba la frase "árbol sin raíces no aguanta parado ningún temporal". Si tomamos raíces como valores ud. podrá campear ésta y otras tormentas más.

Anónimo dijo...

la pregunta es: qué es lo que se espera?
Ya que es muy fácil frustrarse por no obtener lo que se anhela sin cuestionar la irracionalidad de lo que se espera...quizás resignificando eso se puede acabar con el nudo gordiano sin usar una sword sino la word...

Javier Couto dijo...

aNti: me asombra su inclinación a la cábala.. no la tenía.. por lo demás, sabremos campear (?)

Pereira: me consta que su propuesta no se rebaja al medaigualismo.. la palabra usada es resignificar y la otra que por ahí anda es irracional, y no son casuales.. podríamos quizá traer al amigo frankl al ruedo porque, de última, también existen campos de concentración mentales.. pero el temor es que resignificar signifique claudicar y que todo sea un tobogán (comodísimo, por lo demás) al conformismo

say the word and you'll be free?

Anónimo dijo...

Sin "m": capear. ahora si. Mucho númerito pero una bestia para las palabras, sepa disculpar.