Borrador IV

Desde tierras argentas y al amparo de un veranillo inesperado van estas líneas.

Como la frecuencia distingue la casualidad del genio, al licenciado Rubén Enrique Roldán se le ha dado últimamente por aprovechar sus tardes de cantina para disertar sobre autores literarios “poco conocidos”. Nuestro meticuloso licenciado, que de-tan-meticuloso bueno-ya-se-sabe, entre grappamieles y torpes manoteos a potes con maní inútiles para una identificación de huellas digitales, sufre la superstición según la cual un escritor de narrativa cuya prosa sea más bien llana (léxico pobre, construcciones gramaticales simples, tropiezos en el ritmo, escasa intuición para juegos pragmáticos) es, en el mejor de los casos, un escritor correcto.

–¡Preciosista! –condena indignado el escritor Baraka sin sacarse el palillo de dientes–. ¡Decimonónico! ¡Melindroso! Sos más arrogante que Filloy en la entrevista que le hizo Giardinelli. Y mirá que este tipo –continúa diciéndonos como si a nosotros nos importase demasiado (no sé, digo, ¿a vos te importa realmente todo esto?)– no escatima recursos a la hora de citar ejemplos bien conocidos. Como diría Torrente: por no poner el caso, desde hace meses está dándole hacha a Dan Brown. Y ni hablar de los años de Coelho que lleva encima.

¿Preciosista? Quizá. Pero no puedo dejar de dar la derecha al licenciado. Además Torrente es un servidor. Un recuento a vuelo de pájaro (con lo que cuesta milagro tal) lo lleva a evocar a los siguientes autores: Rulfo, Borges, Cortázar, Onetti, Pacheco, Peri Rossi (“El museo de los esfuerzos inútiles” es, en su opinión, un libro imprescindible) y Lezama Lima. Por el resto, comenta airado, que llueva plomo y ranas. Que sean hispanohablantes no es casualidad: toda traducción agrega y quita; desvirtúa.

Claro que Rubén Enrique Roldán exagera. Y en su conducta hay vestigios de una vaga frustración literaria, que le da la libertad suficiente para referir al baño como un altar donde la mañana deja los humores de la noche, frase acuñada en papel higiénico rosado, aprovechando un momento de inspiración y diarrea, ambas inesperadas. Y es cómico pero el quid de este energúmeno es siempre el mismo: se reafirma tanto en sí mismo pero da tantas vueltas sobre la misma idea que se va atornillando solito contra una pared de corcho, miedos y lugares comunes.

Así que hoy se quiere hablar de autores supuestamente poco conocidos.

Su postulado no le parece más insensato que afiliarse a un club de manualidades en uranio 235 o practicar el bungee jumping en el puente peatonal de Salinas. De última: qué si un tercero vino un día con el huevo y la gallina juntos. Y los dejó y se fue riendo bajito.

Agustín Celis Sánchez /Jorge Majfud

–Rajá, turrito, rajá –acota el licenciado.
Javier CoutoJavier Couto (Montevideo, 1974) es narrador. En 2010 obtuvo una mención de honor por Voces (cuentos) en el XVII Premio Nacional de Narrativa “Narradores de la Banda Oriental”. Su novela Thot fue finalista del Premio Minotauro 2013 (Editorial Planeta). En 2014 obtuvo una mención de honor con su libro de cuentos Del otro lado, en el Concurso Literario Juan Carlos Onetti 2014 y la primera mención en el Concurso Internacional de cuentos Julio Cortázar.

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