Papá pituto

Hacia fines del año pasado, al ingeniero Parrillada le tocó asistir a un evento político-científico de relativa importancia en Chile (Santiago). Lo acompañé por una cuestión de camaradería y turismo en proporciones turísticamente desproporcionadas.

Tuve así la oportunidad de conocer a varios colegas del gordo Parrillada, gente muy simpática con la que se armó una especie de barrita uruguaya en tierras chilenas, por el conocido efecto que tanto conocía Goebbels. El evento tuvo todos los vaivenes que suelen tener estos eventos. Casi todos esperables; muchos aburridos; más de uno, divertido, muy divertido. Pero hubo uno en particular que se llevó todos los aplausos. Como el evento era político-científico, pues trataba sobre un programa de apoyo a la construcción de redes científicas, alguien del Comité Organizador tuvo la brillante idea de organizar un debate. Fue así que una mañana hablaría un investigador primero, luego un político y luego debatirían, con la participación del público.

Esa mañana el investigador habló como tal. Es decir que fue desde cuestiones epistemológicas de base hasta detalles sobre sus propios trabajos de investigación. El político, que llegó tarde, fue Carlos Cantero, senador chileno. Subió al estrado con unos papeles. Los ojeó un poco teatralmente. Los apartó y dijo que había preparado un speech pero que en el camino se le había ocurrido hablar de otra cosa. Y eso fue sólo el comienzo.

A este muchacho, que nos amasijó durante -mínimo- 45 minutos, hay que ponerlo en un frasco con formol, literalmente. Su discurso fue alucinado, fuera de lugar, tan esperpéntico que Ramón del Valle Inclán hubiera debido reclamar derechos de autor si no fuera porque está muerto y los muertos, generalmente respetuosos de su situación, no suelen reclamar nada. El poseso en cuestión (gordo, movedizo, algo de Carlos Ramela acelerado) debe de haber mencionado las palabras “ethos” y “pathos” por lo menos 50 veces cada una. ¿Y a cuento de qué?, nos preguntábamos todos.

Hace un tiempo leí unos estudios sobre lo vacío de ciertos discursos. Se estudiaba a una serie de pensadores franceses (conste que los estudios eran gringos) y se concluía que había más ornamentos que carne en el asador. Tengo mis reservas. No sobre los ornamentos sino sobre la carne; pero eso aquí no importa. Creo seriamente que debería estudiarse el discurso (en sentido amplio) de este prolífico senador.

Del monólogo que ejecutó allí, yo me permití tomar algunas notas que ahora puedo transcribir. Más que nada son palabras sueltas, a veces frases, acompañadas de reacciones que se daban y que dan una idea del tenor de la larga expectoración de este señor. Aquí van.

-Cambio de ethos en una visión holística
-Porque siempre se necesita un pituto [ojos enormes de la reducida platea uruguaya; “¿Pituto o pitufo?” “¿Y la pitutina para cuándo, che?” “¿Este necesita un pituto?”, preguntado con toda la connotación sexual del mundo]
-Un problema que yo definiría como ontológico y semántico [refiriéndose a los pitutos; Gargamel y Benveniste, un solo corazón]
-Hablo del pathos, y hablo del ethos, y de la ética y estética de Aristóteles [sin que nadie entendiera muy bien a qué venía, pero siempre viene de perillas citar a Aristóteles]
-Y no estoy hablando de ustedes, que son gente ilustrada [asombro general por su elitismo repulsivo]
-Modelos/Superhéroes/Paradigmas/Mapa deplorable/Mapa mental/Dimensión/La tercera dimensión desconocida [atribuye a su abuelo el invento de esta tercera dimensión desconocida que, como es evidente, ninguno de nosotros conocía, lo cual la hace potencialmente harto efectiva y probable]
-Mundo virtual, mundo paralelo en el que vivimos todos los días [miradas de desconcierto ante eso de virtual y paralelo; en ese momento me dije que si Arturito fuera cien veces menos tímido y no tuviera ese acercamiento indiferente, apático y cínico a las cosas, las personas y la vida en sí, podría ser tranquilamente un orador]
-Indiosincracia [juego de palabras que sólo él se festeja]
-Yo miraba el árbol y veía un zorzal y el zorzal no me dijo que es zorzal [varios acotamos que por suerte porque o bien estaba en una fábula o bien la mercancía era de la buena; yo me permití corregir mentalmente el tiempo verbal]
-La lógica semántica y la lógica de los mapas mentales [miradas de consternación]
-Una poesía a la estupidez [miradas y gestos de total aprobación]
-En una estructura de pensamiento radiante [radiante por contraposición a lineal, inferí atrevidamente]
-Las disfuncionalidades conductuales [luego de mencionar neurolingüística]

En algún momento terminó de hablar. Tuvo algo de sacarse un chicle del pelo. Y ahí empezó el debate. Un par de preguntas poco trascendentes. Respuestas del político (el investigador no había vuelto a hablar, probablemente estuviera dormido), igualmente hipnotizadas, pintorescas, cargadas. Y como el tipo, el senador, que se ve que tenía pretensiones de kamikaze, había manejado en su discurso el clásico y estúpido argumento de que los investigadores se rascan las pelotas con plumas de phasianus colchicus y producen poco, como si la producción científica se pudiera fordificar, la discusión empezó a subir un poco de tono cuando el presidente de cierta institución científica chilena de mucho prestigio lo acorraló con una pregunta que ahora no recuerdo. Lo que sí recuerdo es que el senador, de golpe, sin responder a la pregunta, miró su reloj, se excusó porque tenía que irse, y agregó, señalando al investigador, siempre mudo, presumiblemente dormido: “Los dejo con la eminencia”. Y se levantó y se fue.

No hay como ser político para.

En algún momento averiguamos que pituto es padrino o cuña en argot chileno. De todas maneras, vale aclarar que desde ese día hasta el aterrizaje en Carrasco la barra uruguaya vivía con el “eminencia” en la punta de la lengua. “Adelante, eminencia”, “¿Cómo le va, eminencia?”, etc. Hasta a mí me dijeron eminencia, que soy un burro de primera. Que lo parió a Carlos Cantero, su ethos y su pathos (cuac cuac).

Javier CoutoJavier Couto (Montevideo, 1974) es narrador. En 2010 obtuvo una mención de honor por Voces (cuentos) en el XVII Premio Nacional de Narrativa “Narradores de la Banda Oriental”. Su novela Thot fue finalista del Premio Minotauro 2013 (Editorial Planeta). En 2014 obtuvo una mención de honor con su libro de cuentos Del otro lado, en el Concurso Literario Juan Carlos Onetti 2014 y la primera mención en el Concurso Internacional de cuentos Julio Cortázar.