Promesas

Las promesas no comprometen sino a quienes creen en ellas. Anoto esta artesana traducción del dicho “Les promesses n’engagent que ceux qui y croient”, atribuida a un barbero que había puesto un cartel que decía: “Mañana se afeita gratuitamente”. Y el cartel estaba todos los días.

Otra leyenda urbana, me digo, como el amor o la cebada de malteada. Y van…

En los auriculares, Ray Charles, drown in my own tears, o in his own tears, peu importe… Y en el spleen mismo un blues que te la debo.

El domingo pasado salí a caminar por mi antiguo barrio. Sabía que había una misa televisada en Notre Dame pero llegué tarde. En algunas calles pude ver todavía el rastro de unos zapatos que regalé el año pasado. La puerta del edificio en el que vivía estaba (al fin) pintada. Sonreí satisfecho. En el supermercado de abajo seguía el mismo árabe dando órdenes y una nueva flota de extranjeros en las cajas. Perfectamente renovables, cual todo extranjero aquí y cual enano de Olmedo allá. La mejor panadería del barrio: intacta. Dos años ya, pensé. Todo un hueco, como el del estómago… pero debe de ser el spleen, mi viejo, el spleen de acá, mon semblable, mon frère. Un hueco de casi dos años que se resolvió en el instante mismo en que llegué al CDG. Ni hablar de lo que vino luego: olores, arquitectura, ritmo, cultura, costumbres, hijo pródigo… Dos años. Demasiado tiempo.

El otro día discutía con un par de amigos muy vagos, tomábamos cerveza y arreglábamos el mundo y por ahí surgió el tema de la fidelidad. No nos pusimos de acuerdo, como suele suceder cuando uno intenta arreglar el mundo cerveza mediante. Yo recordaba todo el tiempo la frase de Píndaro: llega a ser quien eres. Y aunque tan fácil, fácil no es...

I know it's true, into each life some rain, rain must pour… Y por ahí también revolotea el "Promises" de Clapton, cuya letra es todo lo contrario de la de Charles pero viene bien porque yo no sé por cuál de ellas decantar todo esto que sigue haciendo bulto y ya no da para más. Y ahora viene el "No saben qué decir", de Buitres, fijate vos un poco. Y mirá qué pertinente, che. Aunque hace rato ya que creer en juramentos no está de moda.

Volviendo al tema de las promesas, en mi barrio de infancia, Venancio, un quiosquero alcohólico y bastante peculiar, tenía un cartel siempre presente que decía: “Mañana se fía”. Gracias a él constaté un día que el mañana no existe realmente. Pero ahora pienso que por ahí, después de todo, el mañana sí existe.

Esta entrada tiene un aire jironado que no deja de ser un atavío fiel. En última instancia no había prometido nada. Y aunque lo hubiera hecho, ya se sabe, las promesas no comprometen...

I'm so blue here without you. It keeps raining more and more…

Javier CoutoJavier Couto (Montevideo, 1974) es narrador. En 2010 obtuvo una mención de honor por Voces (cuentos) en el XVII Premio Nacional de Narrativa “Narradores de la Banda Oriental”. Su novela Thot fue finalista del Premio Minotauro 2013 (Editorial Planeta). En 2014 obtuvo una mención de honor con su libro de cuentos Del otro lado, en el Concurso Literario Juan Carlos Onetti 2014 y la primera mención en el Concurso Internacional de cuentos Julio Cortázar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Salomón dixit:

Más vale que no prometas, a que prometas y no cumplas.

basilia dijo...

las promesas solo prometen
y mañana se promete...

Rodia dijo...

Me parecía que en esa obra de arte que es "Gallo rojo, gallo negro" de la POR decía algo de que a las promesas las lleva el viento, pero no es así. Igual encuentro otra canción que es alusiva o no, pero que me gusta así que vengo, me planto y la transcribo:

Venga soda, venga menta y hielo!
Que este vaso se eleva por lo que ya no seré.
Y un premio:
en sólo una noche
gastarse todas esas joyas verdes
en brindar por lo que soy.