Al tipo le dicen el cabeza y se lo tiene bien ganado. Pero el mote va más allá de una simple constatación estética pues entraña un juicio negativo sobre sus capacidades cognitivas. Me decido a preguntarle a Arturito.
–Maestro, aparte el pucho y digamé: ¿por qué estas tendencias tan frenológicas y poco hipocorísticas?
–Hablame en castilla, viejo –responde sin bajar el libro-. Ese pibe, pese a haber subvencionado a la Bayer él solito, no despierta cariño alguno. Y no me vas a decir que tiene todas las luces funcionando.
Supongo que algo de razón tiene. El problema es que se instalaron demasiado cerca y el cabeza huele realmente mal. Como una bola de naftalina, pero naftalina radioactiva, si cuadra. Y se empieza a ventilar de una manera que ni las cucarachas, porque una cosa es la bomba hache pero otra cosa es el muchacho este, el bombardeo a los kurdos un poroto señores, un poroto. Y hablando de eso, justo ayer leíste, con dos días de atraso, que ahorcaron a Hussein. Y vos estúpida y mentalmente anotaste: Saddam, amigo de los cetáceos, mientras recordabas a Willy. Pero lo peor fue a la noche, cuando te vino un ataque de amor épico y murmuraste a una distancia más que prudencial: prefiero su cadáver a su ausencia. Y no hablabas del viejo barbija. Otra noche, más dura y arenosa, en una servilleta enorme, con mano titubeante por aquello de in vino veritas, llegaste a anotar la siguiente letanía de forúnculos (senti)mentales: “La resignación como método de vida o heurística de supervivencia. Ansiar la montaña pero conformarse con verla desde el llano diciéndose que después de todo aún se puede meter los pies en la laguna.” Luego te dormiste sobre la mesa, remedando los mejores Goya guerra civil.
–Maestro, aparte el pucho y digamé: ¿por qué estas tendencias tan frenológicas y poco hipocorísticas?
–Hablame en castilla, viejo –responde sin bajar el libro-. Ese pibe, pese a haber subvencionado a la Bayer él solito, no despierta cariño alguno. Y no me vas a decir que tiene todas las luces funcionando.
Supongo que algo de razón tiene. El problema es que se instalaron demasiado cerca y el cabeza huele realmente mal. Como una bola de naftalina, pero naftalina radioactiva, si cuadra. Y se empieza a ventilar de una manera que ni las cucarachas, porque una cosa es la bomba hache pero otra cosa es el muchacho este, el bombardeo a los kurdos un poroto señores, un poroto. Y hablando de eso, justo ayer leíste, con dos días de atraso, que ahorcaron a Hussein. Y vos estúpida y mentalmente anotaste: Saddam, amigo de los cetáceos, mientras recordabas a Willy. Pero lo peor fue a la noche, cuando te vino un ataque de amor épico y murmuraste a una distancia más que prudencial: prefiero su cadáver a su ausencia. Y no hablabas del viejo barbija. Otra noche, más dura y arenosa, en una servilleta enorme, con mano titubeante por aquello de in vino veritas, llegaste a anotar la siguiente letanía de forúnculos (senti)mentales: “La resignación como método de vida o heurística de supervivencia. Ansiar la montaña pero conformarse con verla desde el llano diciéndose que después de todo aún se puede meter los pies en la laguna.” Luego te dormiste sobre la mesa, remedando los mejores Goya guerra civil.
3 comentarios:
"No tiene todas las luces funcionando" es bueno, pero mejor es "Le falta algún jugador" y mejor aún (aunque semánticamente un poquito diferente) es "no tiene todos los patitos alineados"
a mi me gusta: "le faltan caramelos en el tarro" y cuando el asunto es realmente serio alguien agrega: "y el tarro".
Tarro que nada tiene que ver con lo afortunada que pueda ser dicha persona, vale aclarar.
el de los caramelos no está nada mal,de hecho
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