Pero este fue un ultimátum en serio, no uno de novela. Esto no es Sol reclamándole blandamente un vástago a Santiago. Esto es un extraño enviando un cedulón sentimental a otro extraño que se encuentra a ocho años de distancia, bastante perdido en el tiempo y definitivamente titubeante ante la novedad.
¿Qué se le puede exigir a un fantasma? ¿Polvo y viento? ¿Un carnet de identidad? ¿Un racconto de renuncias, fracasos y nuevos mares pese a todo? No soy el que era ni soy el que seré. Y en tus manos, hélas, con suerte un fantasma o tal vez un gólem de tiza bastante desdibujado por tu fijación en un tiempo ya caduco.
Porque todo está muerto y muerto el tiempo en que ha vivido. Quizá mañana, en el tiempo circular de los estoicos. No hoy, seguramente. Paso de confidentes y menudo haber es una amistad de doble filo, de la que paso también.
¿Qué se le puede exigir a un fantasma y quién te ha dado potestad, después de todo?
La sombra.- Hace mucho tiempo que no te oigo hablar; quisiera ahora ofrecerte ocasión para ello.
El viajero.- Alguien habla: ¿dónde?, ¿quién?, me parece que me oigo hablar a mí mismo pero con una voz más débil que la mía.
Ni vos ni yo sino dos sombras conversando a espaldas nuestras. ¿Y quién te ha dado potestad, después de todo? Martí decía que los grandes derechos no se compran con lágrimas sino con sangre. Aquí poco se ha derramado. Tristes los ultimátums boomerang. Tristes los pingüinos, tristes los espejos, tristes tus miserias que pretenden ser las mías.
¿Qué se le puede exigir a un fantasma? ¿Polvo y viento? ¿Un carnet de identidad? ¿Un racconto de renuncias, fracasos y nuevos mares pese a todo? No soy el que era ni soy el que seré. Y en tus manos, hélas, con suerte un fantasma o tal vez un gólem de tiza bastante desdibujado por tu fijación en un tiempo ya caduco.
Porque todo está muerto y muerto el tiempo en que ha vivido. Quizá mañana, en el tiempo circular de los estoicos. No hoy, seguramente. Paso de confidentes y menudo haber es una amistad de doble filo, de la que paso también.
¿Qué se le puede exigir a un fantasma y quién te ha dado potestad, después de todo?
La sombra.- Hace mucho tiempo que no te oigo hablar; quisiera ahora ofrecerte ocasión para ello.
El viajero.- Alguien habla: ¿dónde?, ¿quién?, me parece que me oigo hablar a mí mismo pero con una voz más débil que la mía.
Ni vos ni yo sino dos sombras conversando a espaldas nuestras. ¿Y quién te ha dado potestad, después de todo? Martí decía que los grandes derechos no se compran con lágrimas sino con sangre. Aquí poco se ha derramado. Tristes los ultimátums boomerang. Tristes los pingüinos, tristes los espejos, tristes tus miserias que pretenden ser las mías.