"Caballeros en oferta, señoritas que se quieren casar,
caraduras, obsesos, gualtrapas, lameculos,
azafatas de congreso del brazo de sus chulos,
Superman en camiseta, y en la pista dando brincos,
la colección de tetas que hacen bulto en telecinco"
caraduras, obsesos, gualtrapas, lameculos,
azafatas de congreso del brazo de sus chulos,
Superman en camiseta, y en la pista dando brincos,
la colección de tetas que hacen bulto en telecinco"
(Sabina/Todos menos tú)
De Sabina a Eco (Apocalípticos e Integrados).
"Afirma Aristóteles que existe una trama trágica cuando al personaje le suceden una serie de acontecimientos, peripecias y agniciones, lastimosas o terroríficas, que culminan en una catástrofe.
(...)
Superman, que es por definición el personaje que nadie puede discutir, se halla en la preocupante situación narrativa de ser un héroe sin adversario, y por tanto sin posibilidad de desarrollo. A esto se añade que, por estrictas razones comerciales (explicables también mediante una investigación de psicología social), sus aventuras son vendidas a un público perezoso, que quedaría aterrado ante un desarrollo indefinido de los hechos que ocupara su memoria durante semanas enteras.
(...)
Es preciso, pues, enfrentar a Superman con una serie de obstáculos, curiosos por su imprevisibilidad, pero en definitiva superables por el héroe. En tal caso, se consiguen dos efectos: en primer lugar, se impresiona al lector con la extrañeza del obstáculo, inventando situaciones diabólicas, apariciones de seres espaciales especialmente dotados, máquinas capaces de hacer viajar en el tiempo, éxitos teratológicos de nuevos experimentos...
(...)
Y en segundo, gracias a la indudable superioridad del héroe, la crisis puede ser superada rápidamente, y la narración puede mantenerse en los límites de la short story."
(...)
Es preciso, pues, enfrentar a Superman con una serie de obstáculos, curiosos por su imprevisibilidad, pero en definitiva superables por el héroe. En tal caso, se consiguen dos efectos: en primer lugar, se impresiona al lector con la extrañeza del obstáculo, inventando situaciones diabólicas, apariciones de seres espaciales especialmente dotados, máquinas capaces de hacer viajar en el tiempo, éxitos teratológicos de nuevos experimentos...
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Y en segundo, gracias a la indudable superioridad del héroe, la crisis puede ser superada rápidamente, y la narración puede mantenerse en los límites de la short story."
Hace poco murió Dana Reeve. Pocos meses antes un amigo (http://www.malversando.com/) terminó de escribir un cuento titulado "Noventa y nueve supermanes en el Sinaí". Hay momentos en que todo coagula en un personaje de cómic. Ayer en la feria vi una camiseta de Superman. ¿Y a mí qué?, me increpa el licenciado Angulo, que hace quince minutos viene quejándose —sin demasiados argumentos— de la música (Dresden Dolls). Y yo qué sé, negro. Sólo que hoy cualquiera deviene Superman, previos 160 pesos uruguayos y elección de talle.
Y mientras cuestiones nimias como conseguir apartamento o airearse un poco se van resolviendo, constato que en el fondo del (h)asunto permanece el problema de siempre, que ya Oliverio Girondo había atestiguado: saber volar.
Y mientras cuestiones nimias como conseguir apartamento o airearse un poco se van resolviendo, constato que en el fondo del (h)asunto permanece el problema de siempre, que ya Oliverio Girondo había atestiguado: saber volar.
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