Pasen y vean

En un post de Zeta, sokon m anota lo siguiente : “No se puede vivir de la literatura. Ud. tiene un trabajo de verdad, la cobertura perfecta para ser escritor. He visto que eso mismo pasa con la investigación académica/docencia: es una carrera en pos de unos mangos de presupuesto, un proyecto aquí y otro allá, un convenio acuyá.”

Si no me equivoco, lo que quiere decir sokon m es que no se puede vivir de la investigación académica/docencia (sic) y por ende se recurre al adagio de cualquier monedita sirve. Me consta que tiene razón. Y me parece interesante apuntar que ese comportamiento no es endémico de sociedades que consideran que la educación e investigación son caprichos relativamente prescindibles. Francia es un buen contraejemplo.

Aclimatado a tierras galas, conozco de memoria el ritmo que impone la mandolina. Porque hay mucho de instrumento de cuerda, de cantarle serenatas a la luna, de paye puro y duro. En lo personal es un fenómeno que denomino investigación vitrina. Grave degeneración epistémologica, el objeto no es un objeto de estudio sino de proyección: mostrar. Pasen y vean qué lindas tolderías. No todo es investigación vitrina; hay signos que la revelan. La ausencia de metodología es quizá el principal. La falta de rigor está a la orden del día. Y como si fuera poco, la investigación en Francia está sufriendo un cambio drástico. La creación de la ANR (Agence Nationale de la Recherche), en detrimento del rol del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique), ha hecho que para poder seguir jugando el juego se deba tener proyectos financiados por la bendita agencia. No porque los salarios no sean suficientes, ese no es el problema. El problema, además del dinero que financia viajes y cierta mano de obra, es ser parte de, estar en, poder responder en un congreso a la pregunta: ¿y uds. cuántos proyectos ANR tienen? Cosas así.

De golpe se cambia de economía. ¿Punto fuerte? Aumento de competitividad y, como supuesta consecuencia, de calidad (típicas loas mercadolibristas). ¿Punto débil? Aumento desmesurado de la investigación vitrina. Ergo, me digo, la calidad al tacho. Porque en este nuevo sistema cuanto más proyectos, mejor. Luego, el que mucho abarca poco aprieta y se hace un experto en mandolinas. Porque este nuevo sistema hereda la visión institucional y jerárquica que tan cara resulta a los franceses. Luego, un partenaire determinado puede “asegurar” la aceptación de un proyecto, lo que hace que los investigadores se inclinen de más en más a colaborar con instituciones que con personas.

Por lo demás, los casos de corrupción están a la orden del día. Y si bien el calificativo de corrupción puede parecer exagerado, da la medida justa. Porque una cosa son las luchas de poder, la constancia de que, así como lo administrativo está por encima de lo docente en ciertas “universidades” privadas en Uruguay, lo político está por encima de lo académico en Francia. Pero otra cosa son los acomodos: oscuras negociaciones de puestos que se suponen concursables y abiertos; proyectos que se presentan diciendo que se va a hacer algo que se sabe: (a) que no se va a hacer porque no hay interés o porque no es posible hacerlo, (b) que decir que se va a hacer asegura que el proyecto será aceptado; incluir en un proyecto a gente sin consultarla, cuestión de hacer pesar algún CV importante... La lista es larga.

El año pasado, Xavier Duzenat, docente-investigador en sociología, renunció, luego de un año de ejercicio, a su puesto en la universidad de Lille 1. Su carta de demisión es un buen retrato del mundillo académico francés, que se ve francamente agravado ante el establecimiento explícito de un mercado (si en el modelo anterior, en el que habría podido existir pacíficamente un esquema más transparente, la competitividad era atroz, ahora es mucho peor). A guisa de ejemplo, Duzenat no puede vivir tranquilo sabiendo cómo fue reclutado: en la comisión de especialistas (encargada de entrevistar a los candidatos y seleccionar quién queda en el puesto) coexistían dos “mandarines” que no se ponían de acuerdo: cada cual quería que su pollo (candidato local, ahijado propio o favor intercambiado) se quedara con el puesto. Entonces, como no lograron ponerse de acuerdo, eligieron a Duzenat para desempatar. Este hombre no tendría que haberse enterado de esto, puesto que los debates de las comisiones deben ser secretos. Pero fue tal la desprolijidad, que el rumor corrió en la universidad. Triste sensación ha de ser saberse reclutado así.

En lo personal, conozco tantos cuentos de serruchadas de piso, de venganzas cobradas, que podría escribir un libro, cosa que no haré. Rodia me desaconseja tratar este tema y me sugiere curarme en salud. Tiene razón. Pero esta es una forma también de ir cerrando etapas. Además de señalar que lo del proyectito acá y allá también pasa en el primer mundo, donde la cuestión salarial, puedo dar fe, poco tiene que ver con el asunto.

Javier CoutoJavier Couto (Montevideo, 1974) es narrador. En 2010 obtuvo una mención de honor por Voces (cuentos) en el XVII Premio Nacional de Narrativa “Narradores de la Banda Oriental”. Su novela Thot fue finalista del Premio Minotauro 2013 (Editorial Planeta). En 2014 obtuvo una mención de honor con su libro de cuentos Del otro lado, en el Concurso Literario Juan Carlos Onetti 2014 y la primera mención en el Concurso Internacional de cuentos Julio Cortázar.

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